"Si te empiezas a sentir como un dios probablemente estés convirtiéndote en uno".

miércoles, 15 de abril de 2009

Nietzsche: "dios ha muerto"

Hace muchísimos años, en el colegio, no recuerdo si en la secundaria o la primaria, en el libro del curso de Religión encontré por ahí una imagen que en ese entonces me resultó perturbadora, chocante y que me causó asco y rechazo. Decía "Dios ha muerto. (firma:) Nieztche y más abajo: Nietzche ha muerto. (firma:) Dios". La imagen era como de un escrito en aerosol sobre una pared de ladrillos. Pero claro, mi reacción fue tal porque, aunque había ciertos restos de Naturaleza Universal, estaba sumamente contaminado por la vana educación occidental y el barbarismo católico.
No recuerdo de qué hablaba el texto que acompañaba esa imagen en el libro, pero seguro que se trataba de alguna idea ignorante y reaccionaria, producto de la arraigada incapacidad de comprender la profunda significación de aquella frase (y de cualquiera de tal vuelo), como consecuencia del racionalismo y el intelectualismo occidentales.


Dicha frase puede ser leída de dos modos, al menos. Primero, el catolicismo a través de los siglos, con sus jerarquías, sus elitismos, sus ideas cerradas, su intolerancia (cuando Cristo es tolerancia), su represión, su censura, sus prácticas que nos alejan de la divinidad y de la trascendencia espiritual y el occidental de a pie, a través de sus conductas y actitudes, de su 'educación' y de sus mundanismos, de la potenciación de sus egos, de sus odios, su falta de solidaridad, etc. ha matado a ese Dios Esencia Universal, Único y Verdadero. Y segundo, Nietzche, a través de todos sus escritos que nos conectan directamente con los misterios del Universo, con la Divinidad Misma, con la trascendencia del espíritu mató a ese dios inventado, mutilado y prostituido por el catolicismo y por quienes han estado detrás de él durante todos estos siglos, además del común miembro de la 'civilización' occidental, con sus características ya mencionadas.



Paz Inverencial

1 comentarios:

Mondragón de Malatesta dijo...

Yo aún respiro.

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